RSC: ¿Por qué te lo callas?

RSC: ¿Por qué te lo callas?

En el seno de muchas empresas que desarrollan acciones de Responsabilidad Social Corporativa se abre permanentemente el debate acerca de si estas actuaciones deben comunicarse a la sociedad o si, por el contrario, hacerlo sería una impostura porque “se trata de una acción altruista”.

Los partidarios de esta última opción pueden serlo por varios motivos. Entre otras razones, algunos empresarios consideran que mantener un perfil bajo desde el punto de vista de la comunicación en esta materia se debe a una posible visión filantrópica de la RSC; es decir, entienden algo así como que los “actos benéficos” deben ser anónimos y, por tanto, deberían ser desarrollados con la mayor discreción posible.

En segundo lugar podemos encontrar a aquellos otros empresarios que no quieren arriesgarse a que alguien pueda interpretar su comunicación de RSC como una acción más de marketing de la empresa.

Pero también están aquellas otras empresas que llevan desarrollando acciones de Responsabilidad Social durante muchos años y que ven como algo “normal y natural” realizar buenas acciones que impacten en su entorno y que, por tanto, no es posible convertir dicha actuación en noticia.

Nada real, por cierto, ya que además del surgimiento de medios digitales especializados en esta cuestión, el interés que despiertan estos asuntos en la sociedad ha llevado ya a muchos medios tradicionales a crear secciones especializadas.

En el lado opuesto se sitúan las empresas que sí optan abiertamente por comunicar las buenas prácticas que desarrollan, algo positivo que realiza un “efecto llamada” (benchmarking) para que otras organizaciones hagan también lo mismo y, de esta manera, las empresas puedan contribuir a un futuro mejor de la sociedad y del medio ambiente.

Hay quienes entendemos que si las acciones de RSC son coherentes, se alinean a los objetivos de negocio y no se impulsan por falsa filantropía o como un lavado de imagen es preciso comunicarlas. Nada mejor que la Responsabilidad Social Corporativa bien planteada, trabajada y planificada con visión a largo plazo para mejorar la reputación de cualquier organización. No en vano, el gran filósofo cordobés Séneca lo reflejó en una de sus grandes reflexiones: “Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente”.

Si las acciones responsables que realiza la organización no son fruto de un simple lavado de imagen o de una acción de marketing, sino de una conciencia social realmente asentada entre los directivos y los empleados, entonces no hay que dudar: comunicar o comunicar. La coherencia y la persistencia en el tiempo es lo que cargará a nuestras organizaciones de una muy buena reputación. Así lo entendió también el escritor francés François de La Rochefoucauld quien ya en el siglo XVII se aventuró a decir que el mundo suele recompensar antes las apariencias de mérito que al mérito mismo.

Lo contó Plutarco en su legendaria obra “Vidas paralelas”. Un rico patricio que estaba perdidamente enamorado de Pompeya, la esposa de Julio César, se coló disfrazado en la casa del emperador, pero fue descubierto y condenado por engaño y sacrilegio. César estaba convencido de la inocencia de su mujer y aunque ella nada tuvo que ver en el asunto, el emperador la reprobó con la histórica frase: “No basta con que la mujer del César sea honesta, también tiene que parecerlo”.

Esta frase ha pasado a nuestros días para referirnos a alguien que resulta sospechoso de haber cometido algo ilícito, a pesar de que todo el mundo sea consciente de la inocencia del sujeto.
Si hacemos caso a esta histórica frase que aboga por demostrar la inocencia cuando se es sospechoso, ¿por qué no demostrar que existe un buen comportamiento cuando existe un buen comportamiento? Y, es más ¿por qué no decirlo si es verdad y es coherente?

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